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¿Quieres dejar ir el pasado?

Foto del escritor: Omar RodríguezOmar Rodríguez

¿Con qué frecuencia sientes que no puedes seguir adelante?


No importa cuánto lo intentes, estás viviendo en el pasado. Como si llevaras una pesada carga que te atasca.

"Deja ir", te dicen tus amigos. Suena tan simple, sin embargo, se siente tan difícil. No puedes dejar de aferrarte al rencor o a una traición. Cada vez que quieres seguir adelante, el pasado capta toda tu atención.


La rumiación es un hábito curioso. Es como ver películas malas en Netflix toda la noche. Eso es lo que pasa cuando no podemos dejar ir el pasado. Hacemos que las historias tristes no paren. Cuanto más vemos la película de nuestra vida, más duele.


¿Y si te digo que es posible detener el proceso de rumiación? Pero, primero, vamos a entender por qué nos quedamos atascados.



Deja de perderte en el pasado


Si no podemos cambiar el pasado, ¿por qué seguimos viviéndolo?


Según la neurociencia, el cerebro maneja la información negativa y positiva de manera diferente. Las experiencias negativas requieren más pensamiento y, por lo tanto, se procesan más a fondo. Esto hace que nuestros cerebros se vuelvan mejores en recordar eventos adversos.


Revivir recuerdos tristes nos hace sentir como un hamster en la rueda, no importa cuánto lo intentemos, no podemos avanzar. No puedes cambiar cómo funciona tu cerebro. Pero puedes entrenarte para bajar de la rueda de hamster. Eso requiere cortar el apego emocional que tenemos con el pasado, especialmente las experiencias negativas.


Normalmente nos cuesta aceptar que alguien nos lastimó. Reconocer un final infeliz nos hace sentir débiles y avergonzados.


Hay una delgada línea entre honrar el pasado y perderse en él. Puedes reconocer y aprender de los errores que cometiste y luego seguir adelante. “Se llama perdonarte a ti mismo". Entiendes el punto. Para seguir adelante, tienes que replantear tu relación con el pasado.


Cómo dejar de rumiar.


1. Deja de intentar ser el héroe de tu historia

Todos hemos sido heridos. Es triste y vergonzoso, nadie quiere parecer débil. Es por eso que construimos nuestra versión idealizada del pasado. Y culpar a otros en lugar de tomar posesión de lo que pasó. Todo en la vida tiene un principio y un final. No necesitas seguir repitiendo tu pasado para mantenerlo vivo. Haz las paces con el final, especialmente si fue feo, y sigue adelante.


2. No dejes que otros definan quién eres

Culpar a otros cuando las cosas van mal nos hace perder el control. Les permitimos definir los términos de cómo vivimos. No puedes controlar lo que hacen los demás, pero puedes controlar cómo reaccionas. Enfocarte en lo que la gente te hizo (a ti) es una distracción. Recupera el control de lo que puedes manejar y elige vivir la vida en tus propios términos, no en los de otra persona.


3. Aprende a perdonarte a ti mismo

Cuando algo sale mal, tendemos a culparnos a nosotros mismos también. Nos cuesta aceptar que cometemos errores y dejamos que nuestra mentalidad perfeccionista se haga cargo.


¿Cometiste un error?


Bien, todos lo hacemos. Aprende a perdonarte a ti mismo. Los errores se pueden corregir. Los errores no son un destino final sino una parada que nos prepara para el viaje. Debemos aprender de ellos y seguir avanzando.


4. No dejes que tus problemas te definan

Cuando nos quedamos tan atrapados en un problema, se vuelve difícil separar el evento de lo que somos. También creamos y mantenemos problemas porque nos dan un sentido de identidad.

Tus historias te dan forma pero no definen tu identidad. No dejes que una experiencia amarga se convierta en lo que eres. Dejar ir una historia pasada hace espacio para otras nuevas. Enfócate en el aquí y ahora y mantente paz contigo mismo.


5. Construye una mente de teflón

Todas nuestras luchas provienen del apego. Estamos tan enamorados de alguien que no podemos separar el "yo" del "nosotros". Nos apasionan tanto nuestras carreras que dejamos que nuestros títulos definan nuestra identidad.


No hay nada malo en amar a alguien o nuestros trabajos. El problema es cuando estamos tan apegados a ellos que el miedo a perderlos no nos permite disfrutarlos hoy.


Dejar ir el pasado no es olvidar lo que pasó, sino dejar ir nuestras expectativas. No sufrimos porque una relación terminó. Sufrimos porque queríamos que durara para siempre. En lugar de dejar que las expectativas rotas se queden atascadas en tu mente, honra las experiencias positivas, tanto pasadas como presentes.


Deja ir el apego.


La mayoría de la gente no puede dejar de lado el pasado porque no aprecian su presente. Replantear nuestra relación con nuestro pasado requiere que dejemos de pensar en cómo deberían ser las cosas y las aceptemos por lo que son.


Como dijo el Dalai Lama, "El apego es el origen, la raíz del sufrimiento; por lo tanto, es la causa del sufrimiento". Dejar ir el pasado no significa que las cosas no fueron buenas mientras duraron. Se trata de recordar los buenos momentos en lugar de permitir que un final infeliz nuble toda la experiencia.


¿Quieres dejar ir el pasado? Comienza apreciando lo que tienes aquí y ahora: tu presente.


Si estás pasando por una situación cómo está, agenda una sesión conmigo para sentirte mejor y estar acompañado en este camino.





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